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lunes, 24 de mayo de 2010

Acaso olvido a Dios


Banales colmenas sin reina madre.
Paneles de arañas sin luz solar.
Gusanos en seco, vacía su tierra.
Cabellos al suelo. Té con sal.
Muere el día, la medio vida. Cae la noche, la medio muerte. Sobre este corazón acorazado dormirá una caracola presa de oro, símbolo de un alma que pidió auxilio al nacer. Hoy decora mi pecho; utensilios ambas por deber.
¿Poesía hoy? En el ámbar de las farolas. ¿Alegría hoy? En la dársena de las olas... en el ir, venir, volver, ser mar.
Las mentes ya no sueñan con volar.
El recurso al olvido es pasajero si transcurre tras unas pestañas tristes, pardas, con prisas y peros: No humedecen sus cortinas y confían en el viento.

Empaño mis verdades, digo, miento si digo algo. Si callo, se torna transparente lo que siento, translúcido a la lúdica curiosidad.
Soy un esperpento.


"...sosegaos, dormir; dormir si es que podéis. Acaso Dios también se olvida de vosotros." (Cernuda)