La ubicación en el tiempo y el espacio, ahora mismo irrelevante.
Toda preocupación absurda.
Ningún tipo de utilidad como fin.
Los valores no existen cuando sólo son de uno, y sobretodo si ese uno incluye entre sus necesidades la de evadirse de ellos.
La fuerza es imagen; la resistencia absurda sin contrincante. La paz interior un dibujo en blanco a base de borrones.
La ironía, una buena cara ante el inconformismo. Es una crítica que finaliza en la carcajada. Después, vuelta al pensamiento.
La seriedad no cabe cuando el problema no importa.
Las lágrimas sin respuesta no provocan más que impotencia; aguantarlas es una lucha que necesita objetivo.
Divagar no tiene repercusión en el alma. No hay alma.
Sufrir en soledad es inhumano, y tampoco pertenece a lo divino.
No saber, siempre no saber, ante cualquier tipo de conocimiento, es inherente a una sola persona en un mundo tan grande.
Ni la estabilidad, ni las emociones, ni el bienestar, ni los placeres son la respuesta.
El mayor universal está en la vida cotidiana: compañía. Sólo salir adelante y que sigáis creyendo en mí. Si os tambaleáis, el resto es pena. Sólo dos dan sentido a uno, y un tercero da sentido a los dos, en una eterna cadena hasta el infinito. Perdón, sin infinito. Sois concretos y numerables. El día a día está al alcance de cualquiera que cuente con el otro. Sin otro, no hay tiempo, ni espacio, ni motivos, ni un sólo día siquiera.
Gracias.