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domingo, 20 de septiembre de 2009

TE CUENTO DE MÍ QUE...

Se me cayó la cresta
ahora dejo el pelo al viento
el alma siempre descubierta
y las caricias que más siento
son mis rastas en la cintura
que simulan la curvatura
de sus dedos si me lleva.

Sobreviví a la crisis
malabareando dinero
apalabrando elipsis:
déjame, te devuelvo.

No olvidé más las llaves
ahora cuido lo que tengo
no me pierdo por las calles
y el gran vicio que mantengo
es el absurdo del cigarro
que se esfuma si me agarro
con mi ansa a sus andares.

Sobrevivo a mis crisis
ralentizando el tiempo,
dictando paréntesis:
va y vuelve, le espero.

Me llamaron femme fatal
con pose de perroflauta
por mendigar caridad
hasta el orígen de mi sangre
así soy una pobre
que nunca pasa hambre
y vivo del renombre
de los rebeldes con pautas.

Ya salvaré otras crisis
con comodines cientos,
importunando a piscis:
¿crezco, no crezco?

miércoles, 2 de septiembre de 2009

LEGADO DE LA HISTORIA INTERMINABLE

Cógeme las manos, fuerte, las dos, mírame a los ojos, no dudes, escúchame con todos los sentidos: ¿Cuándo dejaste de creer? ¿Cuántas veces te han dicho "no existe, imposible, mentira, fantasía, son cuentos, ilusiones, sueños..." y luego "utopías, ideas absurdas, la simple evasión de la realidad..."? Fíjate, ya no sueñas con volar, con lo cerca que tienes la ventana, ni deseas que llegue, en el momento menos esperado, quien podrá llevarte a dar un paseo por las nubes, y sin embargo yo ví cuando se elevó tu espíritu porque reconociste a alguien nada más apareció, pero ya no creías en las hadas, ni en el Ángel de la Guarda, y a penas ya en el Amor, y cúanto te costó asumir que había ocurrido un milagro, pero tuviste que llamarlo excepción para entenderlo. Ahora sé que ya no duermes con la ventana abierta, y que a pesar de que hay árboles en el exterior que susurran con la brisa nocturna para que duermas tranquilo, tú pones el aire acondicionado hasta que suena el despertador a las siete de la mañana, y tú lo odias, maldito pitido mecánico cansino, sin saber que afuera los pájarons siguen cantando, firmes y fieles, porque saben que ellos podrían despertarte de otro modo, saludadno al día, un día nuevo, y ahí continuarán a pesar de que te aísles con el cristal doble y vivas sumergido en miedos de plástico que te hacen, de vez en cuando, golpear iracundo esas paredes a las que antes contabas en voz alta tus secretos, y mágicamente te hacían sentir mejor. Ellas nunca contestaron, sin embargo tú, de pronto, dejaste de hablarles, como si algo hubiese cambiado, como si algo te hubiese ofendido, y nunca volviste a hablar a nadie como a ellas. ¿Por qué? Antes el mar cabía en tu bañera, ahora no reconoces como agua eso que sale de la ducha, y te acaricia, y mientras resbala sobre tu piel dialoga con tu sangre, devolviéndole las ganas de fluír de buena mañana: sé libre, como yo, le dice: corre. Antes, la línea del horizonte te hacía promesas y sentías que había un mundo debajo de tu cama. Quizás alguna vez hayas visto algo parecido a aquello en lo que creías, pero a pesar de intuir que ya, al fin, está justo aquí delante, a mi alcance, las manecillas de tu reloj dicen que ya es tarde, que habías superado aquello. ¿Sabes qué? (No me sueltes) El tiempo, ese tiempo numérico que contamos y nos ordena, no es más que el modo de reflejar el movimiento de los planetas, y era necesario porque al hacerlo predecible se podía leer el futuro. Mira lo que es el cielo de verdad: ¿Cuándo dejaste de contemplar la luna y ver en ella el rostro que estabas esperando? Sigue saliendo para hacerte compañía y ya no la saludas, porque renunciaste al legado de La Historia Interminable. Aún estás a tiempo: Dile cada día adiós al sol, que siempre otra vez, al despedirse, insiste en recordarte, con los colores del atardecer, que el cielo no sólo es azul. También están ellas: si te atreves a hablar a las estrellas verá que aún saben escuchar sobre tu alma, hasta que les acabes confesando que sigues buscando y ellas jurarán: Sigue aquí Nunca Jamás. ¿Crees en mí ahora? Salta, bate palmas, entégate al viento. Mañana, si quieres, volvemos a la política, no te pido que te alejes de la realidad de esta tierra, sino que a parte de pensarla, la sientas, la aspires. Ven conmigo, vamos a volver a jugar.