Se me cayó la cresta
ahora dejo el pelo al viento
el alma siempre descubierta
y las caricias que más siento
son mis rastas en la cintura
que simulan la curvatura
de sus dedos si me lleva.
Sobreviví a la crisis
malabareando dinero
apalabrando elipsis:
déjame, te devuelvo.
No olvidé más las llaves
ahora cuido lo que tengo
no me pierdo por las calles
y el gran vicio que mantengo
es el absurdo del cigarro
que se esfuma si me agarro
con mi ansa a sus andares.
Sobrevivo a mis crisis
ralentizando el tiempo,
dictando paréntesis:
va y vuelve, le espero.
Me llamaron femme fatal
con pose de perroflauta
por mendigar caridad
hasta el orígen de mi sangre
así soy una pobre
que nunca pasa hambre
y vivo del renombre
de los rebeldes con pautas.
Ya salvaré otras crisis
con comodines cientos,
importunando a piscis:
¿crezco, no crezco?
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