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viernes, 13 de agosto de 2010

SOBRE LA OTRA MERCEDES (o historia de una deconstrucción absurda)

Hora de comer.
Madre: (Mercedes I) [Compasiva]
- Me ha contado Mercedes (La de la limpieza), que se crió en un pueblo muy pequeño, a orillas del Turia, que se queda a solas con la naturaleza en invierno, pues cuenta sólo veinte habitantes refugiados en sus casas de piedra. Ahora entiendo por qué Mercedes no sabe leer ni escribir. Es una lástima.
Hija: (Mercedes II) [Sentenciosa. Indiferente]
- Tampoco se ha perdido demasiado.
Madre: [Afectada. Responsable]
- Me da pena que no valores las posibilidades que te ofrece el conocimiento... (continúa el etcétera del discurso materno).

Entre la intervención número uno y la número dos a penas han transcurrido un par de segundos. En ellos, el cerebro de Mercedes II, hija, ha sido incapaz de verbalizar la electricidad del recuerdo de pensamientos dispersos, que pretendían estructurarse y despegar sobre la lengua en una frase breve y coloquial, con la boca llena y bajo vigilancia paterno-materna.
El resultado es lo que un adulto llamaría animaladas de juventud.
Voy a parar el tiempo para diseccionar esos dos segundos, para analizar sus vísceras, ahora, una vez hecha la digestión.
Mercedes II: [En silencio] "-Esa mujer, la Otra Mercedes, que es Otra porque es ajena por sangre y por cultura, nació y fue educada, (fue educada) en un pequeño pueblo del que salió más adelante para adentrarse en la ciudad y su sistema.
La ciudad es mi sistema.
En la ciudad es indispensable para obtener reconocimiento social (dinero) el manejo del lenguaje hasta en su más breve manifestación física.
Valoro las posibilidades que me ofrece acceder a esos conocimientos. Estoy dentro del sistema hegemónico nivel mundial en el momento presente. Claro que tengo suerte. Suerte, pero eso no significa que mis conocimientos sean, en sí, los más adecuados para la formación personal.
Seguro que la Otra Mercedes ha visto parir a una vaca. Formaría parte de lo adecuado al sistema minoritario de su pueblo. Ella, seguro, domina cosas que yo desconozco.
La Otra Mercedes tiene un problema de adaptación absoluta en este sistema porque desconoce el lenguaje que lo sostiene;pero yo sería ignorante en el suyo.
Y añado: Y me gustaría no serlo."

Todo este discurrir cerebral de conexiones por la RAE se ha desatado ante la palabra lástima de la intervención número uno.
Mercedes II, hija, no le quiere tener lástima a lo desconocido, a la Otra, porque lástima es peligro de desigualdad jerarquizada desde el sentimiento. La jerarquía social es un hecho. La jerarquía sentimental es pretender lo propio como objetivo, y eso es cuestionable...
Y cito:
"...al ser la intersubjetividad la condición de la objetividad, y no siendo ésta absoluta más que en el caso de los objetos ideales" (Derrida) [Vigilante]
Fin de los dos segundos. Cortocircuito. Distorsión:
- Tampoco se ha perdido demasiado.
.
.
.

Vuestros hijos no están locos.

1 comentario:

  1. me encanto el escrito señorita. y muy bueno el remate en contra de la lastima. y gracias por el comentario del enamoramiento hacia mi persona...usted tambien parece una persona digna de generar ese sentimiento.
    besos.

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