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viernes, 15 de abril de 2011

VIAJE ASTRAL

Ayer cerré los ojos y te ví, mirándome, como la primera vez, y me atreví a decirte sin prejuicios ni intenciones que te amaba. Ayer hablé, desde entonces, en un monólogo que fundía cientos de voces desconocidas hasta ese momento: las mías, las de mis adentros y las del mundo. Encantadas de conocerse. Sólo necesité decir una vez "te amo" sin reflexión ni pensamiento previo para ver que sobran las palabras cuando uno no tiene miedo. Y dejé el lenguaje. Y dejé con él mi forma humana; dejé los trazos de la tinta y de la piel, sin poder recordar que sólo dormía.

Fui a verte, ayer noche. ¿A qué fui, si quise tocarte y no pude? Y quise explicarte, y no pude, y en el último intento de volverme intuición y filtrarme en tus pensamientos, te despertaste impulsado por los latidos de tu corazón, con miedo de todo y de cara a la muerte. Lo siento.

Os ví a cada uno de vosotros también, sin querer, y fue bello y terrorífico porque entenbdí que no podía comprenderos ni sabíais asumirme.

Empecé de pronto a debartirme con los límites del infinito, que acabaron estableciéndose en mis sábanas. "Te amo"- pensé. Y te toqué, y toqué mi cama, y respiré tranquila y no dije absolutamente nada, feliz por no perder mi cuerpo, ni el tuyo, ni el vuestro, por poder escribir letra por letra las gracias al olvido, e igualarme a tí en los besos y en miradas que confiesen lo incierto del mañana.

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